Pero todo lo malo, tiene su bueno escondido: también sabremos que esa venta de humo lo hacen para ganar tiempo... ¿Es eso un indicio de que el nuevo disco será más que excelente? Para ver si esa hipótesis tiene sentido, vamos a analizar la situación.
Para empezar, la fecha original para el cuarto álbum de estudio del grupo era para 2016, y no solo eso, tenía que ser el año entero de Gorillaz (eso incluye nuevas canciones y animaciones) pero hewlett, cambió de idea: el disco lo retrasaron para 2017 por ser "jodidamente especial"... Eso ya es una prueba bien viva.
Eso me guia a una teoría: el nuevo álbum de Gorillaz fue originalmente un proyecto sin mucha ambición. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo se fue convirtiendo en un proyecto muy mayor que cada vez parecía necesitar más y más tiempo.
Eso explicaría porque todo parecía que saldría tan rápido y al final no fue así. Incluso, Damon afirmó múltiples veces durante todo este año que el álbum estaba casi listo, y a pesar de esto, aún hoy en día no ha salido ni una sola canción.
Y hay más: Gorillaz, sabiendo que los fans tenían en mente el año 2016 como estreno del nuevo álbum, se aceleraron con su despertar de las redes sociales, tal vez un tanto prematuro, ya que aún les falta trabajo al tener en potencia un gran disco entre manos.
Pero eso no es todo: llevan grabando desde septiembre de 2015... si aún siguen puliendo el álbum, ya tienen 14 meses de trabajo (comparado con 16 de Plastic Beach y unos 12 de Demon Days), sin mencionar que Damon Albarn ya trabajaba en las nuevas canciones desde 2014.
No he acabado...
Parece haber muchos colaboradores nuevos y de calidad, del mundo del rap, hip-hop y electrónica, para mencionar algunos (De los cuales dicen que el álbum suena asombroso); y sumemos que Gorillaz ya tiene una gran experiencia acumulada con tres discos extraordinarios. ¿Sabéis que significa verdad? Sin exagerar, hay una muy alta probabilidad que estemos delante el mejor álbum de Gorillaz hasta la fecha.
No se rindan, muchachos
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